M. J. ¿un incomprendido genio de la oscuridad o incompetente con suerte?

O quizás el término medio, voy divagando en este día de conjeturas mientras me sobrepongo como aquel que milagrosamente sale ileso de un percance serio: un respiro de alivio al ir tomando conciencia de la situación y el agradecimiento por la enorme suerte recibida de poder contarlo conviven con la congoja de la tragedia que pudo haber sobrevenido. Y el cuerpo se tiene que ir haciendo a tanto mal rato.

Leía una publicación de hoy que establecía un paralelismo entre el Liverpool y el Sevilla, entre Benítez y el también grave o llano Jiménez, dos conceptos análogos de entender esto del fútbol.

Del camino de los cardos y las chumberas al de las flores adornado con arrebol y colonia, que diría el Nobel Cela, Benítez transita por el primero, el del pragmatismo del horror frente al del virtuosismo no siempre acompañado de eficacia (aunque esto habría que preguntárselo a Guardiola ¿o no?).

Harto criticado por la bien acostumbrada y exigente afición valencianista (dos finales de Champions consecutivas antes de Benítez) dejó caer allí las dos últimas ligas y una Uefa el mismo año antes de volar hacia el máximo éxito continental con un equipo inglés con tanto renombre como lustros huérfanos en títulos. Ahí es nada. En Valencia, para lo que han conseguido desde entonces, se habrán acordado de él alguna que otra vez, conjeturo yo.

La pregunta que ahora araña mi sesera es si, salvando las distancias, ¿llegará el día en que cierto sevillismo, anhelante de que se produzca, respire aliviado cuando M.J. haya dejado el banquillo o tendremos que acordarnos de este otro “R. Benítez”?. M.J será un paréntesis entre Juande y ¿qué?.

O de otra forma. ¿Está sacando M.J. lo mejor de una plantila que con los Duscher, Lolo, Romaric, Konkó, F. Navarro no puede dar ya más de si tras los Alves, Poulsen, Keita, Maresca, J.Navarro o David? – sabemos que no tenemos la capacidad repobladora de un Barcelona ni de un Valencia, y en vistas de cómo se ha invertido en estos tiempos finales menos aun, para mantenernos siempre entre los más grandes. Acostumbrándonos a ganar más que a peder últimamente, ¿nos ha llevado el genio de M.J. a otra final, - quizás el canto del cisne de una gran etapa – en lo que queda de mecha a la luz de un Kanouté languideciente, Palop, Renato y entre tanto vuelan Fabiano, Peroti y/o Navas o ha hecho todo lo peor de lo que es capaz para habernos podido privar de ella cómo ocurriera con Bilbao, Sampdoria, Fenerbahce, ….?

El bueno de M.J. parece o tenerlo más claro en otra realidad paralela o habernos descubierto su gusto por la piromanía en esta: antes del partido de ayer siquiera se preguntaba para si quiénes juegan ya peor que este Sevilla, ¿Unirea, Rangers, Jerez, el propio Liverpool….? sino que descontando al Barcelona, inquiría en un medio digital quién juega mejor. Si a este año es a lo que se refiere, defensivamente siquiera tenemos la solvencia de los años anteriores y se me ocurren que tras lo visto, quizás Zaragoza, Almería, Racing, Valladolid, Gijón y un modesto equipo que trataba y trata de maravilla la pelota antes y después de padecer a un pésimo Víctor Muñoz: el Getafe. Pero, los que estamos en la final somos nosotros. Con la mascota. Y con él o a pesar de él.

Autor: Antonio Iglesias Romero.