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domingo, 21 de marzo de 2010

¿Suicidio o una pataleta?

¿Suicidio o una pataleta?
Esto tiene dos vertientes: Una, la obstinación u otra, la venganza. Porque lo que vimos ayer en Cornellá fue erre que erre con lo mismo. Se puede pensar que no se busca solución a lo evidente. O bien que vamos a darle un poquito de por ahí a todo el que "le da la patada en el culo" como el mister dice.
Hoy, sí probamos con una defensa en la que está Adriano, que se supone que es más ofensivo. Y lo hace cuando más inestable está la línea, probando con dos hombres en el centro faltos de ritmo de partidos y dejando fuera a Drago y Stankevicius. Lo del segundo lo puedo entender por "descanso", pero lo del primero no porque venía siendo de lo más acertado en el equipo, a no ser que quisiera pagar el desliz del primer gol ruso (este mister es así, te castigo eah!!). La siguiente, es que vuelve a echar al inmenso océano a Renato, este se pierde porque no sabe ya donde se tiene que poner (lo podría probar de portero). Otra, volvemos a recurrir a Duscher que no se sitúa bien en el campo y corre sin orden; de esta forma le dejamos todos los agujeros a Zokora que ya no sabe qué hacer, lo intenta hasta en ataque para poder ganar y además sigue generoso en el esfuerzo por lo que poco reproche se le puede poner. Se ahogan las bandas y no hay opciones de peligro. Otra más, la colocación en el campo de Kanouté es indignante, ¿Por qué no jugó contra los rusos desde el principio y hoy sí?, precisamente cuando no hay un punta con él (este también nota el agujero que hay en el centro del campo además de la no continuidad en los partidos). Para terminar, en casa del Español y jugándonos los puestos de champions... ¿Por qué deja a Negredo en el banco siendo el único delantero centro que tenemos?, muchas opciones con las bandas y qué ¿las remato yo?. Acaso hay que conservar el resultado... esto ya es un caos. No se trata de arrasar ni de ganar siempre. Es la imagen ¡qué imagen!, pero es que se repite constantemente. Luego de esto ¿Qué decimos que aún estamos arriba?, que los objetivos se están cumpliendo, que las estadísticas en comparación con el año 79 son positivas...
En otro orden de cosas, habrá que darle un "toquecito" a los preparadores físicos... claro, como estos también son muy expertos en temporadas con varias competiciones y cargas de partidos, pues nos encontramos con que caen lesionados como moscas y la mayoría con problemas musculares, de corta duración pero que rompen el ritmo y la confianza del jugador (este fue el equipo de trabajo que se trajo Manolo, igual de experimentado que este para altos objetivos). Señoras y Señores, antes también hemos estado en varias competiciones a la vez y no se lesionaban tanto. Se conocían los pequeños problemas endémicos de cada jugador y se sabía como mantenerlos para dar rendimiento.... pero como se cambió todo de un plumazo... estos son algunos de los daños colaterales. ¡Qué planificación! lo damos por pasable la primera temporada por lo acontecimientos que se dieron, pero después de haber mantenido las sensaciones de juego que se dieron entonces, apostar de nuevo por la bisoñez con las metas tan altas era poco más que echar una primitiva. Y ahora, si quieren, lo que podemos hacer es hablar de las virtudes, y de qué elástica más bonita llevaban los jugadores en el partido o de los borceguíes que calzaba Navas, o buscamos excusas y justificaciones, o mejor decimos que estamos dentro de los objetivos y que las estadísticas hablan en favor (amigos, pues ya se fastidió la de que Jiménez no había perdido como entrenador contra el Español). Si podemos hablar de muchas cosas. Como dijo en una ocasión mi amigo Antonio...¡¡ bicicleta, ha dicho bicicleta !!.
En pasadas fechas desde esta columna lo exponía. El momento era para haberlo aprovechado y se apostó por un neófito para estas lides, y ahora al tren le faltan por pasar los últimos vagones. Que se pongan la mano en el pecho los culpables.
Ah!!! y con lo que se embolsa Manolo por temporada, que me den patadas en el culo las que deseen los Señores. O es que además de que cobra no se le puede decir nada, aludiendo siempre a su labor profesional que es para lo que le pagan, o mejor, pagamos.
Un placer Señoras y Señores.
El barullo de coehlo

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